Estaba yo ayer recuperando uno de esos tradicionales dulces, cuya receta va pasando de generación en generación y que, cada vez que la hago me transporta a escenarios y momentos llenos de felicidad, este es uno de esos valores que tiene el volver hacer recetas que te devuelven placeres que van más allá de los sabores.
Y hoy, por casualidades de la vida, cae en mis manos la siguiente noticia:
Saborea España, está impulsando una campaña de promoción gastronómica, bajo el lema ¿A qué sabe España? la campaña busca protagonistas para que participen enviando sus videos o fotografías y contestando a ésa pregunta, si os interesa participar podéis hacerlo AQUÍ.
Y, ¡claro!, me hice la pregunta pero, resulta que la respuesta no es fácil, elegir y describir un sólo sabor con el que yo identificaría a España me resulta muy complicado, es... como, cuando de pequeña te preguntaban aquello de...¿A quien quieres más? ¿A tú papá o a tu mamá? ¡Y yo qué sabía! pues, según el momento, quería más a uno o a otro, dependiendo de cual de los dos me estuviera concediendo mis caprichos o me estuviera regañando por la última trastada.
Pues con los sabores me pasa lo mismo, no puedo elegir un sólo sabor en el que encerrar una gastronomía tan amplia y rica como la que tenemos.
Y, con estas reflexiones en mi cabeza decidí que ayer España, sabía a...¡CANELA!
Y mientras vosotros pensáis si vuestra España sabe a naranja, aceite, tomillo, vino o, como decía aquella... ¡A ajo! Yo os voy dejando una recetita digna de que su sabor impregne todo el país y parte del extranjero
REPÁPALOS DULCES DE MI MADRE
INGREDIENTES
- 4 huevos talla M
- 5 rebanadas de pan de molde si corteza
- 750 ml de leche (yo usé semi)
- Piel de un limón (recordad, sin la parte blanca)
- Una ramita de canela
- 130 -150 gr. de Azúcar
- Aceite para freír
- Canela en polvo (para decorar)
¡A COCINAR!
Empieza por poner la leche a hervir con la remita de canela y la cáscara de limón, cuando rompa el hervor, añade el azúcar reservando un par de cucharadas.
Mientras la leche se infusiona, pon los 4 huevos en un bol y bátelos con varillas hasta que espumen un poco, añade, una a una, las rebanadas de pan y ve aplastando con un tenedor, hasta conseguir una especie de masa, al final añade las dos cucharadas de azúcar que habías reservado y deja reposar unos momentos. (también hay quien le añade un chorrito de anís)
Retira la leche del fuego.
Pon a calentar abundante aceite en una sartén, cuando esté bien caliente, coge una cucharada de la masa de pan y huevo y échala con cuidado en el aceite, (ayúdate con un dedo de la otra mano para deslizarla sin que te salpique)
No eches más de 3 o 4 cada vez, se fríen rápido, cuando estén doradas sácalas a una fuente en la que habrás puesto papel absorbente y deja que escurran la mayor cantidad de aceite (incluso puedes secarlas una a una)
Vierte en una fuente honda y deja enfriar.
Puedes guardar en frigorífico unos días pero, no creo que duren.
Espero que os gusten.